Luego de recibir nuestros permisos correspondientes del Consejo de ArqueologÃa (formado por un comité de 11 arqueólogos destacados que regula la práctica de nuestra disciplina en el paÃs), abordamos la difÃcil tarea de trasladar todos los fragmentos de lÃtica pulida recuperados durante el reconocimiento de superficie. Se cargaron 442 bolsas y 10 piezas en dos viajes desde la Villa Emiliano Zapata a la ciudad de Xalapa, Veracruz, que en total sumaron unas cuatro horas. Afortunadamente, Rodolfo Parra RamÃrez y sus estudiantes de licenciatura habÃan dedicado la semana anterior a limpiar y vaciar un laboratorio del Instituto de AntropologÃa de la Universidad Veracruzana, instancia que generosamente nos ha prestado sus instalaciones.
La limpieza no fue nada fácil. El laboratorio estaba repleto de cerámica, lÃtica pulida, entierros y muchos otros artefactos provenientes de un fascinante sitio arqueológico llamado Quiahuiztlan, el cual fue excavado por Mario Navarrete y Ramón Arellanos en los 90s. Nuestro equipo tuvo la difÃcil tarea de clasificar y almacenar correctamente los materiales en grupos, asà como de enterrar la cerámica.
SÃ, enterrarla. En México, una vez concluido el análisis, los arqueólogos deben entregar sus artefactos al INAH (Instituto Nacional de AntropologÃa e Historia). Sin embargo, sus bodegas se han llenado desde hace décadas, por lo que la alternativa propuesta es la de crear cementerios de tepalcates (fragmentos cerámicos). Por ello, nuestro equipo cavó un pozo en el que vertió toda la cerámica, cubriéndola posteriormente con tierra. Es una tarea un tanto triste, pero el almacenamiento de estos materiales es realmente imposible. Por otra parte, los artefactos completos, restos humanos y objetos especiales fueron almacenados en cajas. Una vez que el laboratorio quedó limpio y ordenado, pudimos colocar los fragmentos provenientes de El Carrizal y comenzar el análisis. Nuestro equipo se ha ampliado nuevamente, incluyendo a 21 estudiantes de la licenciatura de la Universidad Veracruzana, asà como a Ramiro Vivero, todos ellos para ayudarnos en la tarea de clasificar los artefactos. Los estudiantes de la preparatoria local continúan apoyándonos todas las tardes.
Ahora que ya está todo listo, manos a la obra!
Cuanta cojudez hacen con su patrimonio los mexicanos!!! Lo peor es el cinismo con que lo cuentan.